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Me llamo Peter Parker, y escribo estas últimas líneas como epitafio de mi vida. Tengo 65 años, y estoy a punto de ser ejecutado por orden del nuevo presidente vitalicio de los Estados Unidos.
En otro tiempo yo fui el superhéroe conocido como Spiderman. Viví en la época de máximo esplendor de las maravillas (como nos calificó Phil Sheldon, un viejo amigo fallecido hace muchos años). En aquella época parecía que pasara lo que pasara en la Tierra, cualquier cosa podía ser arreglada por Thor, los Vengadores, los Cuatro Fantásticos o cualquiera del resto de personajes con poderes que existíamos en aquella época.
Pero lo que nadie podía suponer era una pregunta muy sencilla: ¿porqué habían aparecido tantos heroes a la vez? No se valoró esa pregunta, y más cuando se demostró que pasados los años no aparecía ningún nuevo héroe más. Pero eso poco importaba, ya que cualquiera de nosotros era capaz de detener a una invasión Skrull o a un chiflado vestido de Duende o a lo que se nos echara por delante.
Pero el tiempo iba pasando, y todos fuimos envejeciendo. Y en un principio, la humanidad a la que creíamos que protegíamos, fue la misma humanidad que se puso en nuestra contra. Y es que muchas veces no valorábamos los daños que causábamos con nuestras peleas. Las ciudades donde actuábamos (principalmente New York) habían suscrito seguros de daños de carácter multimillonario. Pero, ¿significa algo el dinero, cuando pierdes algo que te importa de corazón? Eso sucedió multitud de veces. Y eso sin contar las vidas humanas rotas. No me refiero sólo a fallecidos, sino a gente que sufrió en sus carnes el dolor de verse imposibilitados de por vida. Con todo eso no contamos, pero la humanidad no olvidó...
Recientemente, cuando hacía años que se habían retirado todos los super-heroes debido a su avanzada edad, Estados Unidos, el país donde habían surgido la mayoría de ellos, dictó una orden de busca y captura contra todos. Se les acusaba de progresivos daños contra la humanidad. Reed Richards y Matt Murdock defendieron la causa, pero durante años se habían recogido pruebas en secreto, esperando a cuando surgiera la oportunidad de poder acusar a los heroes y que estos no se pudieran defender por su edad.
¿Rechazo? ¿Traición? ¿Desagradecimiento? Puede ser, pero la cuestión fue que ese fue el principio del fin. Los Vengadores fueron considerados organización terrorista, y sus miembros fueron capturados y ejecutados. Algunos, como la Visión, escaparon, ya que al no ser seres humanos no envejecieron, pero tanto la Bruja Escarlata (con unos poderes muy menguados) como Ojo de Halcón (sin la puntería de antaño) como todos los demás, fueron apresados y encarcelados, cuando no (en la mayoría de casos) ejecutados. Los Cuatro Fantásticos fueron disueltos y sus miembros siguieron la misma suerte. Ni un avejentado Reed Richards, ni un John Storm con una llama bastante floja pudieron oponer mucha resistencia. Ben, la Cosa, fue el que tuvo la muerte más cruel. Intentando huir le lanzaron un misil. En otros tiempos eso no hubiera sido nada para él. Pero eso fue en otros tiempos...
Pero todo eso fue con los heroes de los que se conocía su identidad. ¿Qué pasó con los heroes con identidad secreta? Bueno, como pudimos ver a lo largo de los años, las identidades secretas tienden a no ser tan secretas, ya que siempre hay alguien que las conoce. Eso creo que le pasó a todos mis compañeros de armas, y yo no soy menos.
Oficialmente nunca me retiré como Spiderman, aunque tras 15 años como profesor de Biología, decidí que mi responsabilidad para con el mundo ya la había pagado, aparte de que mi cuerpo ya no era (a los 45 años) tan ágil como cuando había empezado. De todas maneras la mayoría de mis enemigos de toda la vida se habían reinsertado en la sociedad o habían muerto, con lo cual, durante 10 años más, mis salidas como Spiderman fueron menguando hasta finalmente abandonarlo por completo una vez cumplidos los 55.
Pero había gente que había sabido a lo largo de los años que yo era Spiderman. Y yo no los pude controlar a todos, con lo que hubo alguien que vendió mi identidad. Eso es lo que yo pienso que sucedió, porque lo que se es que vinieron a buscarme a casa con todas las pruebas habidas y por haber conforme Peter Parker fue Spiderman. Y la verdad, con 65 años uno no puede escapar subiéndose por las paredes (y principalmente porque mi equilibrio ha ido dejando mucho que desear a lo largo de los años).
Una vez encarcelado, y viendo lo que le había ido pasando al resto de gente del ambiente superheroico que había conocido yo a lo largo de los años, decidí que lo mejor que podía (que puedo) hacer es aceptar mi destino, y más cuando tras la muerte de Mary Jane, llevaba yo 4 años viudo.
Este será mi final, pero a lo largo de mis años como Spiderman aprendí que existen variaciones y mundos paralelos donde un simple hecho puede variar completamente el devenir de la historia. Este es mi final aquí, pero sé que existe algún mundo, muchos mundos, donde los superhéroes siguen surcando los cielos, y donde la humanidad siempre les estará agradecida, pase lo que pase. Y en esos mundos, surcando los cielos entre los altos edificios de la ciudad, ahí estaré yo, Peter Parker. Spiderman.
THE END
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